El #Hashtag como punto de encuentro

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Las redes sociales ha comenzado a tener paralelismos con la vida real en diversos espacios que en el mundo virtual guardan similitudes con el mundo cotidiano. Por ejemplo, conversaciones en vivo, reuniones de café o foros temáticos. No sólo se trata de seguir o ser seguido sino de abrir espacios de diálogo y discusión.

En particular me interesa hablar de Twitter, una red social que define su misión como «ofrecer a todo el mundo la posibilidad de compartir ideas e información al instante y sin obstáculos», esto a través de mensajes cortos en 140 caracteres. A pesar de no ser tan popular entre mis conocidos, Twitter alcanza 320 millones de usuarios activos mensualmente a nivel mundial y cuenta con 8.1 millones de usuarios en México. En cuanto al perfil, se cuenta que esta red no es de la predilección de los más jóvenes, y que apela a las empresas, los medios de comunicación y por supuesto a !los museos!

En este mar de usuarios cabe preguntarse ¿Cómo encontrar afinidades? Una vía es seguir las cuentas de personas o instituciones que son de nuestro interés. La vía tradicional es identificarlos por su nombre corto y el símbolo @ para unirnos y leer sus actualizaciones -creo necesario aclarar que antes se debe pertenecer a esta red-. En lo personal me parece mucho más interesante seguir las conversaciones a través del #Hashtag.

El #Hashtag es el elemento informático # que, unido a palabras clave, permite agrupar todas las conversaciones que usen esta etiqueta -no importa en dónde o por quién hayan sido etiquetadas- y traerlas a nuestra pantalla. Para mí es como sintonizar una estación de radio o un canal de televisión, sólo que entre estos canales no sólo están los temas y conversaciones propuestas por los medios masivos sino los de miles de usuarios de a pie a nivel mundial.

¿Un punto de encuentro para los interesados en los museos? Tan sólo veamos estos ejemplos:

#ItweetMuseums
#SlowArtDay
#AksaCurator
#MWXX
#MuseumWeek

#MuseumWorkersSpeak

Se trata de iniciativas que nos convocan a reunirnos en torno a temas de conversación específicos o a eventos que suceden en determinadas fechas. Algunos por impulso de profesionales del campo en relación a temas especializados; otros, con la idea de sensibilizar a públicos diversos sobre las tareas y relevancia de los museos; algunos más, buscando romper las relaciones típicamente verticales entre los museos y sus públicos.

#ItweetMuseums Invita a los profesionales de museos a tuitear contenidos relevantes desde sus cuentas personales. Proporciona una mirada fresca del día a día de quienes trabajamos en museos o en torno a éstos. También alienta a contar en vivo lo que sucede en las conferencias especializadas. Su creador @MarkBSchlemmer

#SlowArtDay ¿Preocupados por el consumo masivo e instantáneo en los museos? ¿Por la fiebre del selfie? La iniciativa que se promueve mediante este hashtag propone el 9 de abril de cada año como un día para contemplar el arte con calma y platicar sobre la experiencia. Convoca a gente de todos los museos participantes a mirar 5 obras de arte por 10 minutos y después reunirse para conversar. Más información por acá Slow Art Day

#AksaCurator Tiene lugar el 14 de septiembre de cada año. Propone un día en el cual preguntar todas nuestras dudas a los curadores de los museos participantes. Un diálogo en horizontal en donde «no hay preguntas tontas, sólo las que no se hacen  ¿Tu museo favorito no participa? Invítalo» dice @MarDixon su creadora.

#MWXX El mundo está lleno de eventos académicos y reuniones de profesionales muy interesantes. Mientras más amplío mi red en twitter más me entero de todas las cosas increíbles a las que no puedo asistir. No obstante, siguiendo hashtags como éste uno puede echar un vistazo a lo que está sucediendo en vivo: las presentaciones, los temas de vanguardia, las polémicas, los eventos sociales, la opinión de los líderes y también las de los asistentes. En este caso, la etiqueta agrupa las conversaciones alrededor de la conferencia anual de Museums and the web

#MuseumWeek Hablé de este caso para inaugurar mi blog. Una semana entera dedicada a la difusión del trabajo de los museos estructurada en torno a siete temas, uno por día. Este año generó 664,000 tuits que han sido vistos 294 millones de veces, tanto dentro de twitter como fuera de esta red. Una mirada a cómo se distribuyó esta tendencia en el mundo la encuentra por acá.

 Una conversación en vivo cada primer miércoles del mes. Tiene lugar en un horario pre acordado en el que los trabajadores de museos discuten temas que les preocupan, desde asuntos salariales hasta de profesionalización en el campo.

¿No son usuarios de Twitter? Bueno, no pretendo convertirlos.

 

 

 

 

 

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Lo que amamos de los museos o cómo amarlos más

La semana pasada inicié este blog con una entrada acerca de la Semana de los museos #MuseumWeek en Twitter. El evento concluyó ayer, personalmente me brindó muchas herramientas para conocer nuevos museos, sus estrategias, colecciones, y para conectarme con otros twitteros que no conocía y no hubiera conocido a no ser por este evento.

El último día estuvo dedicado al tema #LoveMW: lo que amamos de los museos. En la cadena de tweets los museos nos contaron más de sus colecciones o lo que los hace únicos, sus espacios favoritos o por qué deberíamos amarlos. Para mí este tema es un pretexto que para escribir hoy ,no sólo de lo que amamos de estos espacios sino cómo podríamos amarlos más.

He aquí una colección de algunas estrategias y aspectos que me han gustado de mis visitas a diversos museos ¿Por qué me gustan? No sólo a nivel personal hicieron mi visita más agradable, sino que, desde el punto de vista profesional, creo que son ejemplos de «buenas prácticas» en el rubro de estar cerca de los visitantes y tener una comunicación de excelencia con ellos/nosotros.

Para todos los gustos
La exposición La vuelta a la bici  que se exhibió el año pasado en el Museo Franz Mayer de la Ciudad de México es un buen ejemplo de un diseño que contenía diferentes estrategias enfocadas a distintos estilos y gustos de los visitante.

Aunque las bicicletas como objeto se encontraban al centro del discurso y del espacio expositivo, la muestra contenía también otros apoyos para quienes tuvieran interés por conocer más allá del objeto: videos y audios que daban contexto, textos muy bien escritos y con información relevante, incluso un simulador en el que los más aventureros podían hacer un recorrido por la Ciudad de México montados en bicicleta.

Desde mi punto de vista el diseño favorecía un buen ritmo en la visita, en la que te podías abstraer admirando sólo los objetos: bicis, bicis y más bicis; o alternar con la lectura de datos interesantes, citas de personalidades famosas, fotografías, ejemplos de su uso en México y en el mundo.

Franz la vuelta a la bici

Personalmente observé al público y en su mayoría era gente muy involucrada con la exposición, apuesto a que el tiempo promedio de visita en la sala no era bajo. Aquí una aspecto muy relevante en el diseño de exposiciones memorables: diversificación de estrategias para todos los gustos.

Textos breves, relevantes y entendibles

Platicaba recientemente con colegas del ámbito de los museos ¿Cómo es que las cédulas siendo el recurso más común y más utilizado históricamente por los museos,  pueda seguir siendo su talón de Aquiles? Es verdad, la norma aún son los textos largos y especializados, llenos de palabras inentendibles o con información francamente irrelevante, descriptivos más que interpretativos y que pocas veces logran enganchar a los visitantes.

De ahí que se piense que el público no lee ¿Pero si lo que leo no me dice nada? ¿O lo que comienzo a leer no lo entiendo? ¿O si simplemente al ver la longitud del texto me doy la vuelta pensando que nunca terminaré? ¿O si la letra es tan pequeña que acabaré con dolor de cabeza por el esfuerzo?

Escribir cédulas no es tarea sencilla, no por nada existe un libro 100% dedicado a ello:Exhibit Labels: An Interpretive Approach de Beverly Serrell o la American Alliance of Museums ha venido otorgando un premio anual a lo mejor en este rubro desde el año 2009. Difícil pero no imposible, he encontrado ejemplos magníficos.

Nuevamente en la exposición ya mencionada La vuelta a la bici, me topé con el texto introductorio más interesante que he visto recientemente. Se titulaba «de un volcán de Indonesia al caballo de acero» y para mí es un ejemplo de algo que intriga, interesa y te lleva a leer más ¿Por qué? El texto explica cómo es que un evento geológico -la erupción de un volcán- llevó a la transformación climática al grado de modificar la alimentación en Europa, en donde los caballos, antes usados para el transporte, se convirtieron en comida. La necesidad de sustituir este medio de transporte llevó a acelerar el proceso de invención y uso de artefactos novedosos como !la bicicleta! Voilá. He aquí que un texto de museo en no más de 200 palabras introduce el tema, nos resuelve el enigma que anunciaba su título y nos provee contexto histórico y cultural. Créanme que lo recuerdo y puedo decir que algo aprendí en mi visita a esa exposición.

Otro ejemplo lo vi en el Canterbury Museum de la Ciudad de Christchurch en Nueva Zelanda. Este museo combina colecciones naturales e históricas. En general el museo me gustó por sus estrategias de interpretación. Sin una colección abrumadora, me parece que cuenta bien las historias, desde los primeros asentamientos humanos en las islas de Nueva Zelanda, pasando por la historia maorí, la fauna y flora de la región, el manejo ambiental actual, hasta las expediciones a la Antártica. Los textos son breves e interesantes.

La foto muestra una vitrina con objetos de los inmigrantes que viajaron a estas lejanas tierras, como se observa las cédulas de objetos contienen más textos y hay muchos objetos que ver. Sin embargo, el texto principal La marea de inmigrantes señala con claridad un mensaje directo y lleno de emociones: «‘No olvidaremos el viejo mundo’. Los inmigrantes navegaron por una nueva vida a medio mundo de distancia, llevando consigo muchos recuerdos e imágenes de la tierra que estaban dejando, muchas veces para siempre.» Impresionante, creo ¿Qué me llevaría yo si dejara mi país para no volver más?

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Dime dónde estoy !Siempre!

Diversos autores han señalado la necesidad de brindar una buena orientación espacial a los visitantes, especialmente en los museos más grandes en donde la navegación por el espacio y el tiempo invertido en ella pueden ser críticos para la experiencia de visita. Sin embargo pocos son los que hacen referencia a la orientación cognitiva, es decir, brindar a los visitantes claves organizativas que le permitan ubicarse en el contenido que le estamos brindando. Dos autores han hecho especial énfasis en ello, Stephen Bitgood en el contexto estadounidense y Manuel Gándara en el mexicano.

Tal vez alguien les ha recomendado para una buena exposición con diapositivas, decirle a su audiencia qué es lo que verán, colocar una lámina con los temas o la agenda del día, navegar con su público por cada uno de los temas haciendo énfasis en que han pasado de uno a otro y dónde se encuentran en cada momento. Y al final, recapitular.

Bueno, lo mismo sucede en los museos y exposiciones. Dado que el discurso es complejo y además se despliega en el espacio, necesitamos dotar a los visitantes de una brújula y un mapa para su visita, para que puedan saber qué les queremos decir, qué les hemos dicho, en dónde están y cómo se relacionan unos temas con otros. Se supone que el diseño museográfico favorece esto, normalmente los diseñadores colocan diferentes colores para cada sección temática y una cédula que señala lo que veremos en esa sección. Pero, esto no siempre es evidente a los visitantes y, a medida que se avanza en el recorrido se olvidan los títulos o encabezados de las secciones.

Recientemente visité el Museo Arqueológico Nacional en Madrid, España. Este museo estuvo cerrado varios años para una renovación profunda. Uno de los objetivos de la reestructuración fue mejorar la comprensión del discurso histórico y dotar a las salas de los medios que permitieran «la puesta en valor de las colecciones».

No conocí el museo antes de la reforma, pero me dicen que el cambio fue sustancial y para bien. Lo que yo pude notar fue un esfuerzo por decirme dónde estaba en cada momento, no sólo espacial sino temáticamente. Cada sala abre con un breve video introductorio, con animaciones y contenido de interés que explican lo que veremos. Pienso que es un acierto pues los visitantes hoy en día se encuentran muy familiarizados con los medios audiovisuales y en unos cuantos minutos se enteran de qué va, independientemente de que deseen profundizar o no con la lectura y observación de los objetos. Tampoco se abusa de este recurso al grado de que toda cédula esté convertida en un video, sólo es para las secciones introductorias y para uno que otro aspecto en el que el uso de este medio favorece la comprensión.

El otro acierto es que cada vitrina contiene un título y un subtítulo que permiten ubicarnos para saber en qué tema estamos, de qué nos venían hablando y porqué esta vitrina y su contenido están ahí -y no en cualquier otro lado-, es decir, cómo se va enlazando el discurso y qué me quieren decir. Encontré muy útil este recurso. Como todo es una hipótesis desde el especialista de museos que bien vale la pena valorar en un estudio de público o con la evaluación de dicha estrategia.

En la foto se muestra una de estas cédulas, el encabezado lleva el título: Paisajes y sociedades en la prehistoria reciente; el subtítulo: sociedades en la edad de bronce, y después el tema específico: ídolos y estelas.

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