Ni señorita, ni muchachita…

En la marcha por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer una de tantas pancartas llama la atención: Soy doctora, no señorita, no muchachita.

Como sabemos la desigualdad de género también se expresa en el lenguaje, no solo en los artículos y el género de las palabras -lo que ha llevado a arduas discusiones sobre los cambios y reemplazos de vocales; por ejemplo, para referirnos a un colectivo de personas de géneros diversos: lxs, l@s, les, etcétera-, sino en su uso general y sus implicaciones para menoscabar los derechos de las mujeres a un trato igualitario.

Mientras un hombre es médico o doctor, sin importar su edad una vez que ya obtuvo el título, a las profesionales jóvenes de este campo se les nombra «señoritas» o «muchachas» o «niñas». Mientras a un hombre en un consultorio médico le dicen señor, en la antesala de no pocas clínicas públicas, todas somos «madrecitas» o «damitas». Mientras que a la mayoría de las cosas interesantes, innovadoras o «chidas» se les dice «están padres», a lo negativo se le suele decir «está de la madre». Y así.

En mi caso, alguna vez me pusieron en una tarjeta de presentación de un nuevo cargo: coordinador de evaluación. Yo las repartía con gran emoción y orgullo, sin percatarme de la invisibilidad de la que fui objeto al asumirme yo misma bajo el lenguaje masculino genérico que, para el caso del puesto en cuestión, sí contaba con una alternativa en femenino sin agitar las conciencias de la RAE.

En fin, ejemplos sobran, propios y ajenos. En particular quiero compartirles el poco o nulo reconocimiento a las mujeres participantes del innovador proyecto museológico «La Casa del Museo», realizado en la Ciudad de México entre 1972-1980. Ellas fueron pieza clave en su diseño y puesta en marcha: Coral Ordoñez, Lilia González, Karin Wriedt, Miriam Arroyo, Catalina Denman, Cristina Antúnez.

Como escribí un artículo al respecto: «La Casa del Museo (1972-1980): una comunidad de práctica en clave femenina» se los dejo aquí y les comparto el resumen:

«La Casa del Museo fue un proyecto experimental museológico desarrollado por el Museo Nacional de Antropología (MNA) durante los setenta, para llevar parte de sus exposiciones y actividades a colonias de la entonces periferia de la Ciudad de México. El “núcleo duro” de su historia ha dado protagonismo a su creador, el museógrafo mexicano Mario Vázquez Ruvalcaba a la vez sobresalen importantes figuras masculinas que asesoraron el proyecto, “los ideólogos”; sin embargo, una amplia investigación conducida mediante el método de la etnografía multilocal que incluyó un enfoque biográfico, pone en evidencia el papel central que tuvieron las profesionistas mujeres involucradas en este proyecto, quienes también lo dotaron de contenidos y sentidos durante sus ocho años de operación. En este artículo se expone en qué consistió el proyecto, la problematización de una historia sesgada basada en pocas fuentes, el método utilizado en la investigación, así como sus resultados. Estos develan un proyecto que conformó una comunidad de práctica principalmente en clave femenina, configurando las identidades de quienes le dieron forma a través de su participación.»

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