
Por invitación de Alejandro García Aguinaco, director de la compañía mexicana Taller de Museografía (tdm), participé en la mesa de diálogo sobre la creación de exposiciones y sus retos en la Era COVID-19. Aquí les comparto algunas de las ideas que me detonaron las preguntas de Cintia Velázquez Marroni, moderadora de la mesa. La conversación completa la pueden revisitar aquí.
¿Qué te ha detonado la presente circunstancia de la pandemia hacia tu propia práctica?
En mi caso, la pregunta parte de y regresa a, la relación públicos-museos:
- La dimensión cuantitativa de las encuestas que buscan caracterizar a los públicos nos han llevado a identificarlos con categorías “fijas” y a encajonarlos en las “rebanadas” de gráficas de pays, a entenderlos como “visitantes”, en su mayor parte como aquellos que acudían a las instalaciones. Más allá de eso, debemos entenderlos como una red de comunidades, que se configuran cuando captamos su atención por la circulación de “un discurso”. Estos públicos son heterogéneos.
- Antes de la pandemia el panorama ya era complejo, ahora lo es más. Con los museos cerrados, ¿a dónde se fue el público?, ¿se desvaneció?
- Más bien se reconfiguró, porque entonces se encontró asociado a las propuestas virtuales que inundaron el ciber espacio, ¿eran los mismos?, ¿eran diferentes?, ¿cómo saberlo?
- En una primera oleada los museos “liberaron” contenidos con una clara intención de contribuir, pero ¿lo estaban haciendo?
- Al mismo tiempo comenzó el interés por indagar sobre la problemática. Entonces se detonaron investigación en dos líneas: sobre la situación de los museos y su personal, y en seguida sobre los “nuevos/transfigurados” públicos ¿quiénes son?, ¿qué buscan en sus experiencias virtuales?Cuando los museos reabrieran, ¿estarían dispuestos a volver?
- Recién estábamos tratando de comprender este escenario cuando las desescaladas llevaron a la reapertura de algunos espacios. ¿Y ahora? Se instrumentaron múltiples medidas y protocolos, con hipótesis y escenarios cambiantes.
- La visita presencial a los museos en la era Covid-19 imponen un contexto que, de cierta forma, contraviene muchas de las ganancias en favor de la experiencia de visita: circulación libre, interacción en grupos, tocar (en ciertos tipos de museos), las visitas mediadas, los talleres y actividades de los departamentos educativos. A la vez permite contrarrestar algunos de sus vicios: principalmente las aglomeraciones, la espectacularización y mercantilización de las propuestas museales.
- Otra línea problemática: la relación públicos-museos estriba en que, para muchos, los públicos en su dimensión visitante, significan ingreso: ya sea en la forma de boletos pagados, compras en tiendas, consumo en restaurantes y cafés y también por el acceso a patrocinios cuando estos implicaban visibilidad en el sitio para un gran número personas. ¿Entonces? Actualmente se discute, por ejemplo, si las ofertas virtuales deben o pueden ser monetizadas.
- Además, hay que admitir que la visita a los museos y la participación cultural siempre ha estado cruzada por la desigualdad, ahora existe una fantasía de que, con los “contenidos abiertos» puede existir mayor acceso. Digo fantasía porque enfrentamos otras brechas y problemáticas, como la alfabetización digital, el acceso a dispositivos y buena conexión, el “tiempo libre” del que disponemos, la salud y el ánimo o el cansancio de las pantallas.
- Ni qué decir de los procesos colaborativos para diseñar exposiciones y otras estrategias que requerían el contacto humano, así como de los procesos de evaluación e investigación, ahora volcados principalmente a las encuestas en línea.
¿Cómo imaginar, o re-imaginar al museo a partir de la pandemia? ¿Qué futuros contingentes vislumbras?
- Las crisis siempre son oportunidades. La que ahora vivimos es mayúscula, atañe al mundo entero, a distintos sectores por igual. Pone en jaque a las economías, los sistemas de salud y a la sociedad en su conjunto, entonces cabe cuestionarnos, ¿cuál será el lugar de los museos?
- Enfrentamos una especie de “selección natural”, muy cruda por cierto, ¿cuáles museos sobrevivirán?, ¿aquellos que son financiados por el estado?, ¿los que son relevantes para sus comunidades?
- Para mí, esta es una oportunidad para repensar muchas prácticas: para la experiencia y el disfrute ¿requeríamos de museografías ultra espectaculares y costosísimas?, ¿hay caminos más sustentables?, ¿necesitamos de “museos” instagrameables?, ¿la solución siempre es un museo?
- Una de las preguntas planteadas en este foro fue ¿a quién se beneficia y a quién se perjudica? Me gusta refrasearla en otros términos: ¿A quién se incluye y a quién se excluye?
- Si los museos tienen un papel social que cumplir en el contexto actual, éste podría ser: abrir espacios de diálogo y reflexión (foros de intercambio), informar (se han comenzado a trabajar exposiciones sobre Covid-19 y su impacto, por ejemplo por el Museo Interactivo de Economía-MIDE), documentar el proceso traumático que estamos experimentando (creación de colecciones y registro de la Pandemia) o apoyar a la sociedad (fungir como centros de acopio, de refugio o apoyo a la comunidad).
En los días subsiguientes a la mesa que estoy relatando, el debate se enriqueció con la participación de más colegas en dos espacios de diálogo más y en la mesa de cierre, en donde los moderadores de cada una hicieron un balance. Interesante mirarlas en su conjunto. Les dejo la información:
Mesa 2. Diseñadores a escena. El reto del diseño de exposiciones en la Era COVID-19. Accede aquí.
Mesa 3. Interactividad e interacción a escena. Accede aquí.
Mesa 4. Atando cabos. Reflexiones finales. Accede aquí.