Hace unos días me encontraba leyendo y escribiendo sobre los llamados «no-públicos» de museos. Concediendo que esta categoría es problemática, se ha dado en llamar así a quienes no asisten a estos espacios culturales, resulta que constituyen un buen porcentaje de la población en la mayoría de los países [1]. Comencé a reflexionar sobre ello en un hilo de Twitter (Consultar aquí) y pensaba escribir una nota en este blog.
De pronto, el escenario cambió. Debido a la crisis y a la emergencia sanitaria decretada por el brote de enfermedad por coronavirus (COVID-19) y a las medidas impuestas por varios gobiernos, los museos entre otros establecimientos públicos han cerrado sus puertas. Un escenario sin precedentes en las décadas recientes que ha puesto en jaque al sector, según vamos viendo y tal como se documenta en varios artículos [2].
A pesar de ser una persona activa en redes, reconozco que durante varios días no supe qué decir, hacia dónde orientar mi atención. Me dediqué tímidamente a compartir los libros digitales que he coordinado de la serie «Estudios sobre públicos y museos» bajo el sello editorial ENCRyM (Más sobre esta serie). Un desconcierto me invadió, ¿de qué hablar cuando los museos van cerrando y ya no reciben visitantes in situ?, ¿qué analizaremos en el área conocida como estudios de públicos o «visitor studies» ante esta crisis? Ahora, tras algunos días de silencio, de lecturas y opiniones de colegas que me han inspirado puedo emitir algunas reflexiones.
Cuando visualicé una serie digital que abordara investigaciones y cuestiones concernientes a los «estudios de público» me incomodaba el término. Pensaba que no éramos nosotros estudiándolos a ellos. Me interesaba una perspectiva más amplia de análisis de las relaciones entre los públicos (sí en plural) y los museos (y espacios museales).
Relaciones de todo tipo y en todos sentidos que no son privativas del lugar físico en las instalaciones de la institución. Existen muchas aproximaciones que van más allá del estereotipo de una persona con una tabla de clip (o tablet) levantando un cuestionario EN un museo: enfoques históricos, etnográficos, análisis fuera del museo, percepción pública, etcétera.
Además, está claro que desde hace varios años, los públicos de museos no son sinónimos o no se limitan a ser visitantes in situ. El internet posibilitó una de las mayores formas de vinculación extramuros, ahora también cuentan los visitantes en línea a las webs de los museos y sus seguidores en redes sociales. Las visitas y los seguidores, ¿han aumentado o disminuido en estos días de emergencia?, ¿las interacciones han cambiado?, ¿más tiempo, menos tiempo?, los usuarios, ¿demandan algún tipo de servicio en específico?
No sé si estos análisis ya se están llevando a cabo, lo que es cierto es que mientras nos reagrupamos como comunidad y mientras tratamos de dar sentido y buscar alternativas a este desconcierto, en los museos el personal se ha volcado a sus estrategias digitales (o las están armando) para permanecer vigentes, visibles y relevantes [3].
Desde mi área de especialización (los estudios sobre públicos y museos), creo que tenemos echar mano de todo lo que ya sabemos de la visita in situ (alrededor de cien años de investigaciones), de lo poco que se sabe de los llamados «no-públicos» (ahondaré en ello en una entrada que sí escribiré), y de todo lo que se sabe o podemos saber de los públicos (¿usarios?) en el ciberespacio. Como se ha dicho en innumerables ocasiones, si los museos quieren sobrevivir en el mundo actual (se decía esto desde antes del COVID-19) su personal y los grupos de interés asociados deben ser capaces de demostrar su relevancia: ¿a quién corresponderá aportar las evidencias?, ¿compartir las experiencias y los retos?, ¿documentar los resultados?
La investigadora Ana Rosas Mantecón nos dice que lo de ser público es un rol que que se aprende, adopta y realiza bajo ciertas condiciones y circunstancias, que se favorece o no por las acciones de un conjunto de agentes [4]. En el escenario actual, ¿cuál es nuestro papel para favorecer que más personas adopten este rol?, ¿para brindar los beneficios que tiene visitar museos -según hemos argumentado-? Sí, los públicos están ahí aun con nuestros espacios cerrados a la visita in situ.
Dedico esta pequeña nota a una colega querida que padece esta enfermedad y que la ha sorteado con ánimo (Ya está mejor), a otras colegas separadas de sus compañeros de vida (por cuestiones diversas quedaron en continentes distintos cuando todo esto comenzó), y a todos mis colegas y queridxs amigxs que pasan por momentos difíciles a nivel personal y profesional
. Un abrazo solidario.
[1] La última Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumos Culturales aplicada en México (2010) encontró que el 48% de la población nunca había visitado un museo en su vida, mientras que 68% de la población en España declaró no haber visitado un museo en el año previo a un estudio realizado por Laboratorio Permanente de Públicos de Museos (2012).
[2] Coronavirus: how will it affect museums and what can be done to mitigate the impact? o Arte «secuestrado» por un virus por mencionar solo un par de ejemplos.
[3] NodoCultura ha compartido varias de estas estrategias en sus redes de Twitter o Facebook como #MuseumBouquet o la manera de ser un museo empático en tiempos difíciles. Alfonso Miranda (@A_Mirandam) director del Museo Soumaya en México nos propuso compartir el arte que está en los muros de nuestra casa, ya que no podemos ir al museo. Y Vania Ramírez (@lacajaderratas) compiló un hilo «para platicarles de algunos proyectos digitales que pueden disfrutar desde sus casa» #MuseumsfromHome. Estoy segura que hay muchos más.
[4] Rosas Mantecón, A. (2017). Públicos: Historia y contemporaneidad. En L. Pérez Castellanos (Ed.), Apuntes para pasar de la teoría a la práctica: Vol. II (pp. 22-39). Publicaciones Digitales ENCRyM/INAH.
Museos cerrados con página web abierta ¿qué queremos ver?